Autor: Juan Pablo Castillo Barbosa, Director Ejecutivo de Agencia Expedición.
No podemos hacer una sin la otra. Si queremos cuidarnos, mantendremos la distancia social y, por defecto, estaremos cuidando a los demás. Si invertimos la ecuación: si quiero cuidar al resto, mantendré la distancia social y, en definitiva, me estaré cuidando.
Pero ¿qué nos llevó a tomar esta medida? Independiente de que ambas motivaciones llevan al mismo resultado, el origen nos permitirá conocernos un poco mejor. Reflexionemos: ¿tenemos miedo de contraer el Covid-19 o tememos que otras personas, quizás más vulnerables que nosotros, lo hagan?
En tiempos de pandemia, en que nuestro sistema se ha puesto en tela de juicio y hemos tenido que cambiar nuestras rutinas en favor de salir de esta crisis, vale la pena preguntárselo, como una manera de introspección. ¿Lo hago por mí o lo hago por los demás? La respuesta, sea cual sea, nos entregará un reflejo de nuestro ser más profundo.
Si tu respuesta se inclina más por un temor personal, no te preocupes. No necesariamente estás siendo “individualista”, sino, tal vez, te estás dejando llevar por un sentir muy primario: miedo y supervivencia. Ahora bien, ¿serán estos mismos sentimientos los que motivan a quienes acaparan alimentos o insumos básicos? Efectivamente, pero no por ello debemos dejarlo pasar.
El bienestar colectivo, sentir social o empatía, debieran ser nuestros leitmotiv para enfrentar una crisis humanitaria de esta envergadura. Si tienes miedo, hay quienes lo tienen aún más. Si necesitas algo, hay quienes lo necesitan aún más. Si estás sufriendo, hay quienes están sufriendo aún más. Por tanto, la respuesta al paradigma inicial, más allá de plantarnos frente a un espejo, tiene por objetivo cuestionarse profundamente nuestras motivaciones e, incluso, sacarnos la venda de los ojos, para mirar más allá: ¿Acaso nuestro esfuerzo individual tendría algún resultado sin el aporte de los demás?
No lo hagas por ti, hazlo por los demás. Son ellos los que lo harán por ti